lunes, 8 de agosto de 2016

Perro Negro - Presentación de Proyecto

Presentación del Proyecto

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Título
Perro Negro


Sinopsis
La Mitología de un pueblo es exponente de su motivación y capacidad creadora, máxime cuando a varios siglos de su gestación como idea se la encuentra hecha narrativa oral viva y vigente. Se convierte así en joya de su ancestro trasladada a los curiosos escaparates de la actualidad donde se lo exhibe para prueba de su vigor tentativo en hallar respuesta a un entorno intrigante que necesita ser explicado para dar dimensión y razón de las cosas y mejor proporción del hombre ante sí y ante el mundo que le rodea, aún cuando resulten desconocidos muchos de los factores y causales de la constante transformación que a su vista se opera.
El mito con imágenes y metáforas, tal como ocurre en el sueño, expresa y refleja, organiza y legitima la totalidad de la cultura de los grupos humanos o, mejor dicho, el sedimento que se encuentra como substrato de ella. El mito traza, por oscuros caminos, el proceso de la configuración de la visión del mundo que impulsa a las colectividades humanas a dominar su espacio, manipular su tiempo segmentándolo en retornos cíclicos y celebraciones ritualizadas, y a construir su identidad y sus solidaridades, distinguiéndolas del Otro (el Extraño, el Extranjero).
Dirección
Tomas Faiman


Asistente de Dirección
Agustin Pereyra


Producción
Juan José Pereira


Direccion de Fotografia
Lautaro Sostillo


Asistente de Dir. Fotografía
Agustin Pereyra
Matias Gonzalez

Sonido Directo, Edición de Sonido, Mezcla y Música
Nicolas Failla


Montaje
Matias González
Lautaro Sostillo
Tomás Faiman


Asistente de Montaje
Agustin Pereyra


Color
Lautaro Sostillo
Matias Gonzalez


Intérpretes
Emilio Álvarez: Flauta Traversa
Nicolás Failla: Quena Traversa, Siku, Platillos
Mariano Intili: Bombo Legüero
Martin Strimmer: Contrabajo

Lugar
Paraguay,  Departamento de Cordillera


Fecha
2016

Reflexiones por roles acerca del proyecto


Dirección


Por Tomás Faiman


El principio de incertidumbre o la confianza como principio


Voy a intentar ser breve, pues no caben palabras en un solo texto para describir semejante experiencia. Evitaré comentarios y reflexiones, pero buscaré ser lo más atento al momento de elegir qué contar.
Durante los últimos meses, hemos avocado nuestro más leal y comprometido trabajo a encontrarnos a nosotros mismos. Sobre la interminable tarea de definirnos sobre gustos estéticos, reinaba una armonía con bases en un sentimiento concreto y visible. Desde un principio, con decisión y potencia, entendimos que el documental tenía que tomar vuelo por sobre todo lo anterior hecho por los integrantes. Embriagados en valor, salimos a buscar eso que nos nutriría el alma, que atraviese nuestro intelecto hasta hacernos mas fuertes y vulnerables a la belleza de una obra. Por tanto, la idea: un mito, rico en su esencia, que se manifestaba en una de las culturas más intrigantes de Sudamérica hoy como hace quién sabe cuantos años, con igual fuerza y transmisión.
Sin embargo, ¿por qué iniciar semejante tarea de viajar mil cuatrocientos kilómetros para internarnos en esa tierra ajena para retratar algo que sólo conocíamos teóricamente sin preámbulos ni presentaciones? ¿era necesario, emprender tamaña empresa hacia El Paraguay? decían algunos; ¿Por qué ese mito y no otro? Reflexionaban nuestros pares. Las respuestas, no las sé. Sólo sé que seguimos nuestro instinto, nuestra porción del cerebro que te alienta a conocer eso que se tilda de desconocido, eso inalcanzable que alimenta el deseo de la ambición por llegar.
Personalmente, como propulsor pasional de la idea, nací junto a los mitos y las leyendas (campestres y urbanas), soy parte de esa fracción de la cultura y, en parte, me forzó tal cual soy. Comprendí que era ese el tópico que quería abarcar en un documental: la potencia de un mito, que encarna la metáfora del miedo, de lo tenebroso y de lo demoníaco, y que se manifiesta de tal fuerza hoy como antes. Queria entender el mito, pero no éste únicamente, quería entender el fundamento antropológico de la creación del mito, de su construcción y su representación. Para ello, no podía pretender retratar Los Mitos o El Mito como unidad fundamental para el curso de un documental. Sentía que sería inabarcable e imposible para mí. Por ello, propuse focalizar en la figura del Lobizon. Una criatura sumamente interesante y con profundos rasgos humano/animal que lo hacían un símbolo de lo salvaje y oscuro, lo racional y lo imaginario. Habiendo llegado a la idea, se propuso el lugar: Paraguay. Éste destino no parecía fuerte en un principio, en comparación con pueblos argentinos, pero al entender que ahí nace, vive y sobrevive una cultura tan antigua como el mito mismo, cautivó mi atención.
El primer viaje fue una verdadera inmersión en un universo hermoso y rico de lo que estábamos buscando. Sus paisajes endulzaron la mirada y los habitantes relucían de historias. Fue arduo hacer entender que no queriamos llegar a una pieza de calibre informativo o de formato televisivo de entrevista, por lo tanto tuve que ser cauteloso con mis preguntas y hacia donde direccionar los testimonios que podían detenerse en detalles poco relevantes. Un día, dando vueltas a un pueblo, encontramos a quien luego sería nuestro actor social: Cecilio “Cordillerano”. Lo retratamos fotográficamente y tomamos su testimonio. Al volver a Buenos Aires, supimos cómo podíamos darle una estructura a lo que hasta el momento era un ensayo (etnográfico, quizás) con tintes documentales.
Comencé a realizar una investigación y una estructura pertinente para lo que buscaba y, en compañía de mis colegas , armamos lo que sería un boceto del documental a realizar en el viaje definitivo. Sabía que estábamos yendo por buen camino, teníamos la idea, su fundamento, el lugar y el personaje. Pero no comprendí, que al ser seis personas surgirían las contrariedades y aciertos sobre el proyecto. La incertidumbre sobre uno u otro tema/aspecto del documental afectaba al rendimiento de cada uno y sobre el grupo por igual. Doy fe de mi autoría sobre la obra, su consistencia y coherencia son propicios de mi investigación y interés como creador; doy fe también, de que cuando reinaba la inseguridad sobre un factor, la decisión era plural y colectiva. Por ende, es un documental de seis integrantes, creadores por igual.
Amén de eso, Perro Negro no es ya un documental sobre el Lobizon. Es, más bien, un trabajo de investigación y de construcción; una pieza que retrata cómo un sistema de creencias y metáforas se manifestan en una persona particular haciendo de su cotidiano una representación de los mitos. Comprendo que el planteamiento inicial tuvo un cambio, una deformación, una apertura; comprendo que es posible que el documental como pieza audiovisual no plasme lo que estoy describiendo; comprendo, también, que es parte del proceso, de un aprendizaje infinito donde las deformaciones y las aperturas son el más divino tesoro. Por último, me abstengo de desarrollar bruscamente el proceso completo, pero no evito decir que el documental, como articulación de un lenguaje, se basa en la improvisación, en la manipulación y en la construcción de un imaginario que contrasta con la representación expuesta por el autor. Pues bien, nuestro documental se bufa de ello.


Asistente de Dirección, Cámara,  Asistente de Montaje.
Agustin Pereyra
El proceso de trabajo comienza con la postulación de ideas y el desarrollo de la estructura una vez decidida la idea a encarar. Luego había que encontrar las bases estéticas que reflejaran lo que se quería transmitir, fotográfica, sonora y formalmente. Estas pautas las fuimos desarrollando con el director, el DF y el sonidista hasta llegar a un acuerdo mutuo.
Con el director trabajamos la estructura del relato (a grandes rasgos), la manera de encarar a nuestro actor social y las estrategias que íbamos a utilizar para que nos brinde a través de sus acciones y las entrevistas lo que nosotros necesitábamos para llevar a cabo nuestra idea. Esto obviamente se fue modificando una vez que nos encontramos con nuestro actor social, decidimos dejar más libertad de acción y de discurso, enriqueciendo así las tomas con la naturalidad con la que se iban desarrollando las acciones que nos brindaba el cordillerano.
Con el DF, en etapa de rodaje, planificábamos, en base al espacio que teníamos en el monte, donde colocar las luces en los árboles y planteábamos los recorridos posibles que iba a hacer el cordillerano. Una vez que éste llegaba, le indicábamos a grandes rasgos por donde iba a tener que andar y dejábamos que improvisara los movimientos, los ritmos y el recorrido; esto hizo que el trabajo de cámara se volviera muy interesante porque no sabíamos hasta donde iba a caminar, donde iba a pararse a mirar o escuchar. En un principio hacíamos una puesta de cámara con trípode y probábamos los movimientos que más favorecían a dicha puesta, pero esto llevaba a que se vea irreal, con lo cual de ahí en adelante, usamos cámara en mano y dejábamos que el cordillerano se desplace por donde quisiera dentro de un área delimitada por la puesta de luces.
En cuando a los paisajes el método de trabajo fue “cazar” los momentos que más nos llamaban la atención. Decidíamos con el DF y el Director que íbamos a cazar tal día, por ejemplo amanecer con bruma y salíamos en busca de eso, hasta encontrar un lugar que nos gustaba. Poníamos trípode y probábamos distintas distancias focales  y movimientos hasta obtener algo que nos convencía a todos, lo mismo con las tomas de día, atardecer y noche.
En cuanto al montaje mi tarea se limitó a observaciones estructurales y formales, montando de vez en cuando para que mis compañeros puedan descansar y alejarse un momento del material para poder verlo más objetivamente.
Aciertos y desaciertos:
Me pareció acertado (y fue casi por fuerza mayor) que utilizáramos la primer semana de rodaje para “cazar” los paisajes del lugar, conocer los pueblos y la gente que allí vivía porque luego, una vez que ya contábamos con el Cordillerano, no tuvimos que preocuparnos más que por tener tomas y entrevistas de él, ya que retrato de los lugares y el desarrollo del personaje de la selva ya lo teníamos.
Fue un desacierto manipular, en un principio las acciones del Cordillerano, esta manipulación hacia que se las acciones se vean vacías nada interesantes. Cuando decidimos dejar de manipular, el proceso de trabajo se hizo más intenso e interesante y el uso de la cámara en mano y la atención constante que había que tener en lo que estaba haciendo el Cordillerano para adelantarnos a sus movimiento fue sumamente enriquecedor.

Sonido Directo, Edición, Mezcla y Música


Nicolás Failla


Intérpretes:
Mariano Intili: Bombo Legüero
Emilio Alvarez: Flauta Traversa
Nicolás Failla: Quena Traversa
Martin Strimmer: Contrabajo


Proceso del Diseño Sonoro


Contemplando la propuesta del diseño sonoro inicial, ciertos puntos fueron llevados a cabo y otros mutaron por distintas circunstancias.


En primer lugar, los ambientes y ruidos de animales en el monte que teníamos en mente capturar en rodaje no fueron los esperados por la baja temperatura que mantenía la fauna muda, exceptuando los últimos días cuando los grillos volvieron timidamente a cantar. En consecuencia debimos armar las texturas ambientales utilizando también librerías de sonido, comprendiendo el riesgo que esto conlleva por su posible inverosimilitud (animales de otros continentes, etc.). De todas maneras, creemos que entre los ambientes que pudimos capturar y ambientes apropiados de librerías se crearon ambientes de muchas capas y planos sonoros que transportan a ese universo sonoro.


Respecto a la música, la idea de generar un “cluster musical” (acordes de un semitono que funcionan más como flujo tímbrico que movimiento ritmico/melodico) que tomamos del compositor húngaro Gyorgy Ligeti consideramos que funcionó. Recomendaron que sea una intervención más sutil por ser la disonancia de instrumentos de cuerdas un lugar común de generación de tensión. Fue modificada intentando enmascarar el origen instrumental (vibratos en la flauta y otros), ecualización en el contrabajo por el frote, buscando la percepción como flujo, trabajando también las dinámicas.
Hubo intenciones de generar intervenciones musicales para la fiesta, el degollamiento de la gallina, y algo más largo para la introducción de los paisajes (aquí era donde se pensaba el arpa), pero fueron deshechadas para no cargar demasiado y trabajar el sonido “documental” (o diegético). También hubo una intención de pensar la pieza como parabola comenzando con una postura observacional para luego ir transformandose a algo más ficcionado, en donde la música orquestada resalta esta postura.
Hubiese sido interesante probar texturas más arriesgadas en la escena de la tarde o la fiesta, pero nuevamente quisimos priorizar ambientes verosimiles. También la utilización de la voz en off quitó espacio para dar lugar a otras experimentaciones sonoras.
Creo importante el aprendizaje de intentar, en lo posible, realizar maquetas musicales para que el montaje pueda trabajar con ellas a priori, sean utilizadas finalmente o no.


Utilizamos la espacialización con paneos en foleys, movimientos de cámara y ambientes stereo. Si tenemos la suerte de clasificar a un festival con proyección a 6 canales, nos gustaría arriesgar una mezcla de sonido envolvente, más que nada para la escena de la caza de noche, donde los ruidos pueden ser focalizados desde distintos puntos de origen.


Los ruidos de instrumentos que funcionan como animales, en la secuencia de noche, nos pareció interesante y lo suficientemente sutil para que puedan ser imaginados como animales.
Un aspecto que necesita más trabajo es el foley de ropas y pasos, los volúmenes están quizás un poco bajos, y en algunos momentos las pisadas pueden generar más tensión y presencia del personaje. Respecto a la mezcla, la ecualización de ciertos sonidos puede ser más precisa, así como la nivelación de distintos planos sonoros.


Dos puntos a pensar mejor en el futuro es la organización del sonido directo en rodaje (dónde a veces lo imprevisto del género documental puede dificultar manejar una planilla ordenada, la marca de tomas, claqueta, etc.) y por otro lado, el flujo de trabajo con montaje. Es distinto trabajar el montaje con sonido, hay cosas visuales que sin su contraparte sonora no funcionan. Pero el tema de la resincronización en los sucesivos cortes (o la realización de foleys que luego no van a ser usados) puede ser energía desaprovechada. Creo que la utilización de renderizaciones de “stems” (de diálogos/ambientes/fol+efx/música) por separados puede ayudar a este problema y permitir a los montajistas una vinculación  más ordenada entre archivos de audio y video para permitirles una edición de montaje teniendo en cuenta el sonido.


Estamos muy satisfechos con el trabajo sonoro del documental, creemos que aporta a la narración y funciona de manera orgánica y complementaria en la pieza en su conjunto. Pudimos encauzar la propuesta inicial y transformarla en lo que consideramos necesario.
Producción


Juan José Pereira


El proceso de producción del documental atravesó diferentes etapas desde su primer dia como idea original.
La idea de realizar un trabajo grupal y el nacimiento de la idea empieza a finales del año 2015. En ese momento se pautaron las divisiones de roles a nivel grupal y tomamos conciencia de la demanda monetaria que acarrearía el proyecto.
Se realizó muchos movimientos en busca de Financiación. Se cerró el acuerdo con una empresas  de alquiler de equipos de Capital Federal y con una empresa de transporte internacional para solventar el viaje de Buenos Aires a Asunción. Al mismo tiempo realizamos una plataforma virtual en Ideame con el fin de llegar a familias, amigos y a todo aquel que esté interesado en el proyecto y en aportar alguna suma de dinero.
Durante el rodaje del documental en el monte de Paraguay, el tiempo fue dividido de forma organizada y equilibrada. Por supuesto, como en todo equipo de trabajo, tuvimos pequeños conflictos en lo que respecta a factores externos que infuenciaron nuestro trabajo. Por ejemplo, en una ocación tuvimos un corte de luz central en la casa donde estábamos, pero rápidamente fue solucionado con gracias a la utilización de un generador que habíamos llevado al rodaje. Es decir que todos los problemas que se presentaron fueron resueltos de la forma más rápida y técnica posible, sin entrar en mayores discusiones.  
Anteriormente a la realización del viaje, había realizado un mapa de destinos donde realizar el rodaje, pero una vez que nos encontramos en Paraguay recibimos el calor de la gente que nos fue guiando por diferentes locaciones y así conocimos nuevos lugares. Entonces podría decir que un documental no puede planearse totalmente con anticipación al rodaje, ya que siempre van a aparecer asuntos de imprevisto que, inclusive, resulten más provechosos.
La experiencia con la gente fue muy enriquecedora a nivel humano y técnico. Tuvimos el agrado de conocer mucha gente cálida que contribuyó a nuestro conocimiento y a fortalecer los vínculos humanos.
Considero la experiencia del documental Perro Negro muy satisfactoria y enriquecedora como miembro de un grupo de trabajo y como productor encargado de administrar el capital disponible para todo el grupo durante los días de rodaje, además de organizar la logística.


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Direccion de Fotografia y Montaje


Lautaro Sostillo


En primer lugar el proceso de trabajo fue muy divertido, interesante, con aciertos y desaciertos pero ante todo un camino largo, lleno de experiencias y aprendizajes, de esos que solo se aprenden fuera de tu casa, bajo el rigor y la presión de que el proyecto que estás armando hace 6 meses en una mala pasada puede tender de un hilo. Más allá de las peripecias para llegar, creo que ni a Ulises le ponían tanto el palo en la rueda, logremos superar los acontecimientos que se fueron presentando y llegamos.
La división de roles fue la estipulada en un comienzo, aunque un punto que creo conveniente destacar, es que si bien existió una división para que el trabajo fuese más ordenado, en este grupo, por consenso previo, se prolífero siempre la horizontalidad del trabajo, múltiples cabezas en múltiples tareas para economizar tiempos. Además imagino que se opta por esta vía más democrática porque todos los integrantes a su vez son productores ejecutivos del proyecto, por ende, por cada mirada hay una voz.
En lo que a a títulos prefijados respecta, labure en foto y post.
El proceso fue arduo, desde un comienzo se buscó consenso sobre ciertas referencias visuales y cómo llevarlas a cabo. Teníamos el desafío de iluminar a la noche en el monte sin electricidad para lo cual se optó por un sistema que reúna. las tres condiciones principales: barato - liviano - poco consumo.
Utilizamos unas bolas chinas de 60 cm de diámetro con unos focos bajo consumo de 85w, que rinden casi por 400, y un grupo electrógeno chico. El sistema resultó ideal para colgar en los árboles fácilmente y fue una salida ingeniosa para un problema complejo.
Las tomas de de paisajes fueron buscadas en los horarios más convenientes, que resultaban ser siempre los más fríos y amanecidos buscando una luz soft y un poco de bruma.
El documental fue grabado enteramente en negativo digital cinemadng 2.5k de resolución por lo cual el flujo de trabajo en post producción fue, para variar, complejo pero muy maleable.
Para describir brevemente el proceso consiste en:
Bajada de material
Doble back
Creación de proxys en Prores 422
Montaje en premiere pro
Export XML
Grading plano a plano con primarias,capas, trackers, estabilizadores, qualifiers, etc
Roundtrip a premiere para retoques finales en mov uncompressed 10 bit
Export final en formato deseado


Hemos estado los últimos días conviviendo entre lift gamma y gain, parades, vectorscopios y falta de sueño, por lo cual mucho más no puedo escribir, porque ya no me da el cerebro.


Como conclusión final, esta experiencia vivida fue algo hermoso e impagable, aprendimos muchísimo, algunas cosas a la fuerza, y todo sirvió para algo.
El proceso fue enteramente grupal y nada era reemplazable en el equipo, los 6 integrantes fueron una pieza fundamental y considero a modo de opinión que calificar individualmente es contraproducente y poco realista.


Cámara, montaje y postproducción de imágen: Matías González.

Hace ya varios meses que comenzó este proceso de trabajo. Desde mediados del año pasado que empezó a cerrarse el grupo, consolidándose en el caluroso verano donde se asentaron las juntadas semanales acompañadas de cenas, visionado de documentales  y divagues hasta llegar al mito, el del lobizón, que fue nuestro punto de partida con el que encaramos el trabajo “De lo real…?”.
Fue un trabajo muy arduo, intenso y celoso que demandó la labor de tiempo completo de los seis integrantes/realizadores .
Una vez que estudiamos y desarrollamos el tema emprendimos el scouting. Desde cámara la experiencia fue una constante búsqueda, ya que los días no sobraban. Si bien dicha búsqueda en esta instancia fue bastante libre, contábamos con referencias visuales acordadas previamente y nuestro “manual” que era el libro Perro Negro de Raúl Jijena Sanchez. De allí rescatamos los detalles del mito, amuletos, formas, rastros en la gente, las uñas, etc. e intentamos transponerlo en los planos.  En este mismo viaje conocimos a “El Cordillerano”, nuestro actor social.
Al regresar con ese primer valioso material nos abocamos al trabajo de mesa dentro y fuera del taller, hasta que con la ayuda y acompañamiento de nuestro docente arribamos a una estructura que fue con la que encaramos el segundo viaje/rodaje. A esta altura, la focalización hacia el mito del lobizón ya había mutado hacia lo mítico en sí y el concepto del miedo, ya que comprendemos al lobizón como la representación del mismo temor a lo desconocido.
La segunda experiencia de viaje y en esta oportunidad con el equipo completo, fue exitosa y muy gratificante. No obstante si bien fuimos con las cosas bastante claras (o eso creímos) nos costó empezar. Salíamos en busca de planos bellos que por sí solos no contaban lo que nosotros buscábamos. Esta suerte de incertidumbre cesó al reencontrarnos con nuestro actor social, quien sería el encargado de hilar el relato documental. Una vez establecida la fluidez de trabajo, todo se fue desenvolviendo con naturalidad, gracias a la preproducción que habíamos realizado (entre lo que concierne al área foto, compramos un disco de 12tb para almacenar el material de cámara que es muy pesado, también compramos bolas chinas y un pequeño generador para iluminar el monte a la noche).
Aprendimos que lo más rico surgía de dar rienda libre a las acciones de El Cordillerano, lo cual a veces se limitaba, principalmente en el escenario nocturno, ya que había un espacio delimitado por la puesta…y podían surgir cosas como “no se vaya mucho más allá del foco…
Una vez regresados y frente a la computadora comenzó una nueva etapa y un nuevo desafío. Inevitablemente la estructura establecida previamente requería ciertos ajustes.
En un primer armado advertimos que más allá de la riqueza del material había que meter mucha mano para darle al relato el camino y la intención que nosotros queríamos. El mito no existe por sí solo, no es tangible, no ocupa un espacio ni vive un tiempo, pero a su vez es eterno, tiene infinitas formas, te puede salvar o te puede atacar, es real en el imaginario de quienes lo conocen. Retratar un mito desde mi lugar particular (nacido y criado en Bs. As.) puede llegar a asemejarse a la descripción que pueda dar un ciego acerca de una fotografía. Sensaciones, un clima, una aventura. La bajada de todo esto a tierra o mejor dicho a un timeline demás está decir que no fue ni rápido ni facil, pero lo que aprendimos a los cachetazos con este trabajo no tiene precio.
Sin intención de extenderme más cierro acá mi devolución.


Matías A. González

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